- Es terrible porque no dormís bien, sobre todo en la época de los carnavales. Empezamos a trabajar desde temprano y tenemos que recorrer varias provincias.
- ¿Cuál es tu récord?
- Llegué a hacer 29 shows entre viernes, sábado y domingo. En toda una semana, hasta 37.
- Hay muchos mitos en torno a cómo hacen los músicos para soportar el trajín de la cantidad de espectáculos que brindan cada noche. ¿Qué hay de cierto en eso?
- Dicen que la cumbia hace apología de las drogas, pero en el rock nacional posiblemente lo hacen de forma más explícita. Cada uno tiene su forma de aguantar tanto trabajo. En nuestro caso, los que nos contratan saben que yo y mis músicos tomamos agua, gaseosa o Gatorade.
- En los últimos tiempos se te vio seguido en la provincia, ¿cómo es el público tucumano?
- Vivo nombrando a Tucumán, es uno de los lugares que más me gustan y no lo digo acá, sino que lo repito en los programas y diarios de Buenos Aires. Si bien tenemos la posibilidad de trabajar en todo el país y en otros países, Tucumán, Corrientes y Chaco son las provincias donde está el mejor público. Por ahí venimos todos pintados de los carnavales y eso nos encanta. Te digo más, incluso en programas como 'Intrusos', donde me tocó estar estas semanas, me la pasé hablando de Tucumán.
- Hablando de eso, ¿cómo fue que se te vinculó con Fabián "El Ogro" Fabbiani?
- La cosa fue así: esos programas siempre inventan líos para tener público. Nosotros en la cumbia a eso no lo necesitamos, de hecho nos puede jugar en contra. Cuando escuché las noticias lo tomé como una broma y no pensaba hablar al respecto porque no me gusta. Pero cuando vi que se involucraba a mi familia o que la gente en los bailes me reclamaba: ¿cómo pudiste hacer eso?, me vi obligada a salir a aclarar que yo no tenía nada que ver.
- Vos estás en pareja y tenés una hija con El Polaco. ¿Cómo es constituir una familia que es de la movida tropical?
- Con este trabajo la familia no se mantiene muy unida, más en mi caso, que somos dos. Pasamos la mayor parte del tiempo separados, por eso nos costó mucho tener una relación ordenada, pero este año supimos manejarlo bien. De lunes a jueves estamos juntos manteniendo una vida normal. Además yo voy con mi hija a todos lados desde que ella tiene tres meses, pero a los bailes no la llevo, viajo con una niñera y se queda en el hotel.
- ¿Cual es ahora el rol de la mujer dentro de la movida tropical argentina?
- Antes no había mujeres que le cantaran a los hombres, estábamos acostumbradas a escuchar música romántica cantada por hombres y dedicada a la mujer. A la cumbia siempre la dominaron los hombres. La mujer consume mucha música tropical, nos gusta escuchar música cuando estamos tristes o en nuestros momentos de melancolía, y está bueno encontrar eso reflejado en una canción.
- Pero los hombres también corean tus temas.
- Si, a mí pasa que tengo un público muy variado. A los bailes van muchas parejas, no existe eso de que la chica lo mire mal al novio porque quiso ir a verme. No genero eso en las mujeres, no causo bronca.
- ¿Por qué?
- Creo que me ven como una chica sencilla, común, como ellas, una más; sólo que a mí me toca en el escenario.
- ¿Cuáles son las claves de tu éxito?
- Es una mezcla de cosas: la música tiene que ser comercial, las letras tienen que estar bien escritas, la voz; hasta ahí nomás. Tiene mucho que ver también la personalidad de cada uno, el hecho de que pase el tiempo y yo siga siendo la misma persona de siempre. Hay mujeres que están un año en la movida y ya se creen que son Whitney Houston, y de hecho por eso duran tan poco.
Puede ser confundida con cualquiera de sus seguidoras
Karina se disculpa por la demora. Se presenta a la entrevista vestida con jeans, una remera y el cabello mojado. Hace pocos minutos llegó a la provincia y apenas ha tenido tiempo de bañarse. Sin embargo, el cansancio no afecta su predisposición para la charla y no hace falta demasiado protocolo para que comience la conversación. Bajita y con voz de niña, "La Princesita" hace gala del diminutivo en su nombre artístico. Cuando habla, sus palabras manifiestan humildad y hasta cierta timidez. Mueve las manos cuando explica algo y abre grandes los ojos ante algunas preguntas, pero no retacea las respuestas. Con 24 años recién cumplidos, la cantante no tiene la figura de una estrella. Al contrario; podría confundirse con cualquiera de las chicas del público que corean sus canciones. Sin duda, Karina no tiene la artillería seductora de una femme fatale, pero transmite una simpatía un tanto naif, como de novia de barrio; la ternura de esas mujeres que pueden enamorar.
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